miércoles, 18 de diciembre de 2013

Nunca más tomo


 Existen bebidas muy sabrosas y se nos hace agua la boca por probarlas. Están aquellas que desatan el malicioso impulso de mezclarlas con coca-cola, y si es necesario, rari-cola. Otras, normalmente de mejor calidad, se consumen “puritanas”, quizás con conversación, ya sea en un restaurant lujoso, la cuneta del barrio o la mesa familiar http://tinyurl.com/lfksxu2. En ocasiones, se agrega una guitarra, cantos de protesta, fuego, melón y buenos amigos. Cerveza, vino, pipeño, Coñac, Whisky, oporto, Vodka, dones del cielo que se nos presentan sublimes, y  sin embargo, traicioneros.  Cada uno tiene su forma preferida de consumirlos, pero todos nos preguntamos por qué algo tan apetecible tiene que llegar a tener consecuencias tan indeseables. Un buen ejemplo es el clásico del mítico grupo Parkinson http://tinyurl.com/2ayw477. Muchos habrán sentido ese odioso e intenso dolor corporal la mañana siguiente de haber bebido demasiado de estos brebajes. Estamos hablando de la temida “caña” y su arma más letal: el “Hachazo”. En esta columna trataremos de entender algunos de los  mecanismos químicos que  producen la caña.

Estar “con Caña”  se entiende como el malestar corporal generalizado que se produce de 4 a 24 horas después del consumo excesivo de alcohol, el término médico es veisalgia.  Mientras que “hachazo” es otro chilenismo que ilustra magistralmente el profundo dolor de cabeza, o cefalea, que suele acompañar la caña. Todos los tragos que hemos nombrado tienen en común el estar compuestos  por alcohol, más exactamente, etanol (o alcohol etílico)

¿Cuál es la estructura del etanol?

El etanol  es una pequeña molécula  compuesta por dos carbonos más un grupo OH, o “alcohol”, que le dan la capacidad de disolverse fácilmente tanto en agua como en  grasas o lípidos (figura 1). Esto  permite que el etanol que ingresa por nuestra boca se absorba completamente a nivel del estómago para repartirse rápidamente por toda nuestra sangre (mayoritariamente compuesta por agua). La buena solubilidad del etanol en grasas  hace recomendable ingerir comidas que las contengan antes de las bebidas alcoholicas para evitar la resaca. Gracias a su solubilidad en lípidos  el etanol puede entrar sin mayor dificultad a nuestras células e incluso superar la estricta barrera hematoencefálica que aísla nuestro cerebro de sustancias extrañas que ingresan al torrente sanguíneo. Una vez dentro de las neuronas, causará efectos rápidos en nuestra conducta, como por ejemplo, sentirse alegre o "entonado".

Figura 1. Estructura química del etanol. El segmento apolar  se compone de dos carbonos y el polar corresponde al grupo funcional alcohol ( OH ). A la derecha, se compara la estructura del segmento  apolar del etanol con el del ácido graso pentanoico  (doble flecha azul), lo mismo se muestra con el grupo polar OH  y el agua (doble flecha verde).   Ambos segmentos le dan al etanol una alta afinidad  por ambos tipos de medios.

 ¿Cómo se genera la caña?

Para entender la caña hay que conocer cómo se elimina del cuerpo el etanol que, como dijimos,  ingresa rápidamente a nuestra sangre. Una vez que la caña o resaca se desencadena, la cantidad de etanol en nuestra sangre es nula o muy baja, pero aumentan notablemente los compuestos químicos derivados de su degradación. El principal órgano encargado de la degradación del etanol es el hígado. En él ocurren  dos reacciones fundamentales mediadas por enzimas (proteínas que aceleran las reacciones químicas en los seres vivos). La primera es la alcohol deshidrogenasa (ADH) y media el paso de etanol a acetaldehído, la segunda reacción es mediada por la enzima aldehído deshidrogenasa (ALDH) y transforma el acetaldehído en ácido acético o acetato (el mismo componente del vinagre) En nuestras células, el acetato es fácilmente convertido en grasa o energía, mientras que el acetaldehído es un compuesto más tóxico y su aumento produce daño celular. En general, se piensa que el acetaldehído es el principal responsable de los síntomas desagradables que produce el exceso de alcohol. De hecho, el temido hachazo ocurre por la dilatación de los vasos sanguíneos del cerebro producto de su acumulación en la sangre. Como dato aparte, este dolor de cabeza se pueden combatir con anti inflamatorios como ibuprofeno o aspirina, pero no  se debe usar paracetamol, pues junto con el acetaldehído es  demasiado tóxico para nuestro hígado.

  Otra causa del dolor de cabeza en la borrachera es la deshidratación  que se produce por el aumento  en la eliminación de orina (vamos muy seguido al baño). Esto sucede porque el alcohol inhibe la liberación a la sangre de la hormona antidiurética o ADH por parte de la glándula pituitaria del cerebro. Esta hormona está encargada de aumentar la retención de agua y sales en los riñones. Como el etanol detiene su liberación, los riñones eliminan más orina, perdiendo líquido a tal punto que las meninges que cubren nuestro cerebro se contraen y causan un gran dolor de cabeza. Por ello es recomendable tomar un par de vasos de agua durante el consumo de bebidas alcohólicas. Si bien no está fehacientemente demostrado, sería bueno superar la caña con jugos de fruta, puesto que la fructosa podría estimular la eliminación de los metabolitos del alcohol. La fruta es buena además para combatir la baja de azúcar en la sangre que se asocia con náuseas y ganas de vomitar. Frecuentemente no es solamente el etanol el que nos deja con caña, sino que también sustancias adicionales de los tragos llamadas congéneres, entre ellas encontramos polifenoles, carbohidratos e incluso metanol (un tipo de alcohol muy reactivo y tóxico)

Existen personas que tienen menor tolerancia al etanol y se emborrachan rápidamente, esto es muy común en poblaciones de origen asiático. Ellas transforman demasiado lento el acetaldehído en acetato, lo acumulan y les basta muy poco alcohol para sentirse rápidamente pésimo. Se podría decir que estas personas están naturalmente protegidas contra alcoholismo ya que normalmente van a tomar muy poco. Esto sucede porque tienen genes que codifican una variante de la enzima ALDH que no funciona de manera adecuada, pues es muy lenta. Por otro lado, existen personas con  "buenas versiones" de la enzima que transforman eficientemente el acetaldehído en acetato, pudiendo tomar más que el resto sin sentir los efectos negativos. En base a estos datos se han desarrollado medicamentos para tratar el alcoholismo crónico  como  “disulfiram”, el cual  inhibe a la enzima ALDH. De esta manera, después de tomar la tableta del medicamento la persona no será capaz de ingerir alcohol, puesto que se acumulará acetaldehído y se sentirá realmente mal. Actualmente el diseño de fármacos y terapias para sanar el alcoholismo se basa en estas reacciones y es un campo muy amplio de investigación.

Por supuesto que ninguna de las cosas difíciles del alcohol nos puede quitar las ganas de celebrar y seguir tomando http://static.flickr.com/26/62139088_7fc3eeac7b.jpg 


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