Voy
a partir esta columna haciendo un descargo: El descubrimiento del
primer planeta extrasolar hace rato que merece un Nobel. O al menos,
una distinción. Michel Mayor, Didier Queloz y Geoffrey Marcy,
descubridores de 51
Peg b,
el primer planeta extrasolar, eran, de hecho, candidatos al Nobel
este año, pero todos ya aprendimos en una columna anterior en este
blog que ese reconocimiento los recibieron otros por el bosón de
Higgs... Bueno ya. También es importante.
Pero
acaso ¿no es fundamental para la humanidad el descubrimiento de
otros planetas y sistemas, similares a nuestro vecindario solar? ¿Y
la posibilidad de que haya vida en al menos uno de ellos? Desde el
tiempo de los griegos, pasando por Giordano Bruno en el siglo XVI
hasta nuestros días, se intuía
la presencia de “infinitos
soles e infinitos mundos rotando alrededor de esos soles”.
¡Y
qué intuición!
1.
Cazadores de planetas
Los
planetas extrasolares, tal como lo indica su nombre, son planetas
fuera del Sistema Solar. Su detección es difícil, ya que son
demasiado pequeños y distantes como para observarlos directamente.
La estrategia, entonces, es identificar los efectos que causan éstos
en su estrella central. Los métodos más usados (y por supuesto,
efectivos) son el de las velocidades radiales y la detección de
tránsitos, que explicaré a continuación.
El método de las velocidades radiales se basa
en el hecho de que el planeta, en su órbita alrededor de su estrella
central, produce un “empuje” sobre ésta debido a la atracción
gravitatoria entre ambos cuerpos. Este “empuje” produce que la
estrella se mueva en una órbita pequeña. Cuando hacemos pasar la
luz de la estrella por un prisma que dispersa la luz (lo que se
llama un espectro, ver Figura 1), veremos unas líneas oscuras a
longitudes de onda específicas. Estas líneas son producidas por los
elementos que componen la superficie de la estrella y que absorben
fotones en estas longitudes de onda (Figura 2) que son conocidas y
fijas, o como se dice en lenguaje técnico, de laboratorio.
Figura
1:
Portada de Dark Side of the Moon y clásico ejemplo para demostrar
como un prisma dispersa la luz y produce un espectro
Fuente:
Google Images
|
Figura
2: Espectro del Sol con líneas de absorción
Fuente:
Google Images |
Sin
embargo, como la estrella se bambolea
producto de la interacción con el planeta (Figura 3), estas longitudes de onda
aumentan cuando la estrella se está alejando (corrimiento al rojo),
y disminuyen cuando ésta se acerca (corrimiento al azul). Este
fenómeno es conocido como el Efecto Doppler, y es el mismo fenómeno
que causa el cambio de frecuencia (o longitud de onda, las que son
inversamente proporcionales) que percibimos en el sonido de una
ambulancia, cuando va acercándose y alejándose de nosotros. La
diferencia entre el valor de la longitud de onda de laboratorio y el
corrimiento que observamos está relacionado con el cambio en
velocidad radial (la componente que apunta hacia el observador) en la
pequeña órbita de la estrella y es la indicación que hay (al
menos) un planeta presente. Si monitoreamos las estrella por un
período largo de tiempo, podemos describir la órbita y obtener una
masa aproximada del planeta. Esta masa dependerá de la orientación
de la órbita del planeta respecto de nosotros, ya que si existe una
inclinación, afectará la medida del corrimiento que determinemos.
Figura
3: Esquema del método de detección por velocidades radiales. La
órbita de la estrella está exagerada para efectos de claridad.
Fuente:
NASA
|
Figura
4: Variación en la velocidad radial de 51 Peg encontrada por Marcy &
Butler, 1995.
Fuente:
Google Images
|
Además,
una vez identificado un planeta, se puede aislar el efecto que
produce en la curva de cambio de la velocidad radial para poder
identificar perturbaciones en la órbita
de la estrella causadas por planetas más alejados y menos masivos.
Así, se han descubierto sistemas de planetas,
como es el caso del sistema asociado a la estrella 55 Cancri, con 5
planetas conocidos hasta ahora.
Este
método fue el usado por Michel Mayor y Didier Queloz en 1995,
astrónomos de la Universidad de Geneve, para encontrar el primer
planeta extrasolar, orbitando alrededor de la estrella 51 Peg (Figura 4).
Algunos meses después, este descubrimiento fue confirmado por
Geoffrey Marcy y Paul Butler, de la Universidad de Berkeley. Y se
hizo historia...
La
gran restricción que tiene este método es que está limitado por la
masa del planeta. Esto quiere decir que mientras mayor es la masa del
planeta, mayor es la variación de la velocidad radial, por lo que ha
sido muy exitoso en encontrar planetas con masas similares a Júpiter.
De hecho, 51 Peg b es un planeta que tiene una masa de alrededor de
la mitad de la masa de Júpiter, pero está en una órbita mucho más
cercana que la órbita de Mercurio, con un período de 4 días. En
cambio, para encontrar planetas tipo Tierra, necesitamos espectros
con excelente resolución, es decir, capaz de detectar corrimientos
de las líneas muy pequeños. De todas maneras, se ha mejorado mucho
la técnica con los años, y hoy en día instrumentos especialmente
diseñados para cazar planetas, como el espectrógrafo HARPS (High
Accuracy Radial velocity Planet Searcher), ubicado en La Silla,
Chile, o el PFS (Planet Finder Spectrograph), en Las Campanas,
Chile, son capaces de encontrar planetas tipo Neptuno, y ya se están
anunciando unos pocos tipo Tierra.
El
segundo método más usado es el de los tránsitos. Consiste en
monitorear el brillo de una estrella por un periodo de tiempo. En
general, este brillo se mantiene constante (excepto para estrellas
que varían intrínsicamente, que son un lindo tema para algún post
futuro). Sin embargo, cuando la estrella tiene asociado un planeta,
cuando éste pasa delante de la estrella respecto del observador (o
transita,
de
ahí el nombre del método),
se observa una disminución en el brillo de la estrella (Figura 5).
Lo mismo ocurre durante un eclipse de Sol, cuando la luna pasa frente
a éste y lo tapa, o en tránsitos como el de Venus delante del Sol,
ocurrido el 2012 (Figura 6). De nuevo, el porcentaje de disminución
del brillo de la estrella depende del tamaño del planeta. Un
planeta tipo Júpiter produce una caída en el brillo de 1%
aproximadamente. Para planetas tipo Tierra, se necesitan imágenes de
excelente calidad para detectar la caída del brillo de la estrella.
Figura
5: Esquema de un tránsito. El gráfico muestra la curva de luz del
brillo de la estrella. Mientras el planeta pasa delante de la
estrella, el brillo disminuye.
Fuente:
NASA
|
Figura
6: Ejemplo de un tránsito: Tránsito de Venus (círculo negro
grande) delante del Sol, ocurrido en 2012. Los puntos negros pequeños
corresponden a manchas solares.
Fuente:
Astronomy Picture of the Day
Una
forma de mejorar la calidad es observar desde el espacio, donde no
está presente la atmósfera terrestre que afecta las observaciones.
Una limitación de este método es la orientación de las órbitas de
los planetas respecto al observador: Si la órbita está
suficientemente inclinada, el planeta no transitará delante de ella
y no podremos detectarlo.
La
mejor estrategia para encontrar planetas es usar ambos métodos
juntos, es decir, buscar los tránsitos y confirmar la presencia del
planeta por velocidades radiales. De esta forma se puede obtener una
descripción de la órbita y características físicas del planeta.
2.
Infinitos planetas alrededor de infinitos soles...
Los
dos métodos descritos anteriormente, además de otros usados, han
llevado al descubrimiento de más de 1000 planetas (número anunciado
el mes pasado), de acuerdo al censo llevado por The Extrasolar
Planets Encyclopaedia (www.exoplanet.eu).
El número es impactante si pensamos que el primero se descubrió
hace sólo 18 años. De estos 1000 planetas, 536 fueron descubiertos
por velocidades radiales y 424, por tránsitos.
El
tema de detección de planetas es absolutamente hot
en la astronomía actual. Tanto así que se han enviado misiones al
espacio con el principal objetivo de monitorear estrellas y los
posibles tránsitos de planetas. El más reciente fue la misión
Kepler, lanzada el 2009, que tenía como misión encontrar planetas
tipo Tierra ubicadas en lo que se denomina como la zona de
habitabilidad. Esta zona son órbitas alrededor de la estrella que
tienen las condiciones necesarias para que los planetas en estas
órbitas tengan agua líquida en su superficies. Es decir, Kepler
busca vida extraterrestre... vida como la conocemos al menos. Lamentablemente,
la misión Kepler tuvo problemas en su funcionamiento, y ya no estará
más operativa. En los 3 años de actividad nos entregó al menos
3455 candidatos de planetas. Pero como los seres humanos somos
obstinados, una nueva misión, TESS (Transiting Exoplanets Survey
Satellite) está planeada por la NASA para lanzarse el 2017, además
de otras misiones como Gaia (Agencia espacial europea ESA) y James
Webb Telescope, que serán lanzadas este año y el 2022,
respectivamente.
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Hola Pia,
ResponderBorrarexcelente artículo. Llevo años reclamando el Nobel para Mayor, Queloz y Marcy, excepto este año que era claro quién ganaría. Hace poco estuve con un miembro del comité Nobel en Estocolmo y le pregunté por qué los descubridores de planetas extrasolares no han sido premiados aún. Me dijo que el problema es que hubo tantos falsos positivos antes del anuncio oficial.
Un saludo.
Interesante... y entonces, no se lo darán nunca por eso? que fome, porque de verdad me parece uno de los grandes descubrimientos del último tiempo...quizás están esperando que aparezca el planeta tipo tierra en la zona de habitabilidad, aunque para ésos sí que hay muchos falsos positivos... No saben que los astrónomos siempre estamos limitados por la técnica?! Habrá que seguir esperando...
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